Scarlett Johansson: “la monogamia es antinatural”
LA ACTRIZ RESPONDE A QUIENES LA CRITICARON COMO PROTAGONISTA DE GHOST IN THE SHELL, NOS CUENTA DE LA CENA QUE TUVO CON WOODY ALLEN PARA DISCUTIR EL TRIUNFO DE DONALD TRUMP Y LO BIEN QUE SE SINTIÓ LA ÚLTIMA VEZ QUE SE DESCOMPUSO SU CELULAR.
Por Amanda Petrusich Fotografías de Jake Chessum
Ha sido musa para directores connotados como Woody Allen y los hermanos Cohen y aparecido en grandes franquicias del tamaño del Capitán América y Los Vengadores. A menudo, Johansson ha sido compara, acertadamente, con Marilyn Monroe. Pero a ella le aburre platicar acerca de su físico. Preguntarle sobre su belleza es aburrirla.
Su más reciente actuación fue para encarnar a la Mayor Motoko Kusanagi, de la adaptación del manga Ghost in the Shell, que en 1995 dirigiera Mamoru Oshii. En la versión de Oshii, la protagonista es japonesa, por lo que cuando la participación de la rubia fue anunciada en la película, los críticos inmediatamente protestaron.
Johansson nació en Nueva York, en 1984, de una mujer judía originaria del Bronx y un padre danés, y aunque de entrada reconoce el problema que enfrenta Hollywod para reconocer su diversidad, espera que el largometraje, dirigido por Rupert Sanders y filmado en Nueva Zelanda y Hong Kong, responderá cualquier cuestionamiento acerca de los orígenes reales de la Mayor.
PLAYBOY: Naciste y te criaste en Nueva York. ¿Cómo fue crecer aquí?
JOHANSSON: Nueva York era diferente entonces. Eso me hizo sonar como una vieja, pero la ciudad era mucho más accesible. Mi grupo de amigos era muy diverso. Todos vinimos de diferentes orígenes socioeconómicos y nuestros padres se dedicaban a cosas diferentes. Algunos eran traficantes de drogas, otros trabajaban en finanzas y todos vivíamos en la misma comunidad. Aunque todavía es probablemente la ciudad más grande del mundo, solía sentirse que había más posibilidades para las personas. Existe una tienda de cuero en West Village. La visité hace un par de meses y el tipo que ha estado ahí haciendo sandalias desde 1967, actualmente lucha con el propietario para quedarse con el espacio. En los próximos años probablemente se convertirá en algún negocio corporativo. Qué triste, porque ése es el latido del corazón de Nueva York. Eso es lo que impulsó la ciudad, lo que hizo que las cosas parecieran posibles.
PLAYBOY: ¿Tuviste a tu hija en 2015?
JOHANSSON: ¿En qué año estamos? No, fue en 2014, ni siquiera puedo recordar (risas). Tiene dos años y medio.
PLAYBOY: ¿Crees que la maternidad te ha cambiado?
JOHANSSON: Oh, me ha cambiado mucho, sí. Sólo el proceso de estar embarazada y dar a luz fue increíblemente intenso. Con los bebés hay que dejar de lado tus expectativas y debes tomar el control de la situación. Por supuesto, siendo madre, hay que tomar decisiones todo el tiempo que afectan a esta persona que es completamente dependiente de ti, pero también tienes que rendirte a la experiencia y eso, en sí mismo, resulta realmente liberador. Es lo mejor que me ha pasado. Creo que tuve miedo de que mi vida cambiara, y lo hace: cambia drásticamente todos los días. Pero me siento de muchas maneras más conectada conmigo misma ahora que antes.
PLAYBOY: Esta pregunta se le hace sin cesar a las mujeres y muy rara vez a los padres que trabajan, pero ¿sientes que la maternidad ha modificado la forma de acercarte a tu carrera?
JOHANSSON: Sí, respecto a dónde quiero estar trabajando. Es posible que se complique más a medida que ella crezca, cuando entre a la escuela y su vida esté mucho más arraigada a un lugar. Es una batalla para muchos colegas, porque estamos inmersos en esta extraña industria nómada donde casi todo el mundo en la tripulación tiene una familia. Es difícil también con las relaciones; difícil para tu pareja, tus hijos, tu familia en general, tus amigos.
PLAYBOY: ¿Ha sido un reto que para ti?
JOHANSSON: Cuando estuve haciendo Ghost in the Shell, en Nueva Zelanda, mi hija me acompañó durante seis meses. La distancia y el peso del trabajo fueron muy difíciles de sobrellevar. Pero fue una gran película en la que pasaban muchas cosas. Estuve todo el día luchando contra la gente y literalmente también contra mí. Batallaba con el personaje. Recuerdo haberle dicho varias veces a Rupert Sanders: “¿Le puede suceder algo bueno a este personaje? ¿Un gran momento?”. La respuesta fue no. Alerta de spoiler a quien no la haya visto: Representa un maldito paseo oscuro para esta persona, o cyborg, o lo que sea.
Subí en un avión a Hong Kong. Me tomé dos copas de vino y me dormí. Desperté diez horas más tarde y la azafata me dijo: “¿Le gustaría saber los resultados de las elecciones?”. La miré y le dije: “Bueno, dímelo, estoy segura de que fue Clinton.” Y ella: “No, fue Trump”.
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PLAYBOY: Existió cierta controversia acerca de tu elección como protagonista de Ghost in the Shell. Pensábamos que sería japonesa y por lo tanto sería interpretada por un actor nipón. ¿Esas comentarios te han afectado?
JOHANSSON: Totalmente. El debate acerca de la diversidad en Hollywood es importante y deberíamos alimentarlo. Mi personaje experimenta ser una persona cuyo cerebro hu- mano ha sido colocado dentro de un cuerpo robótico. Siempre pensé que el personaje podría ser universal, en el sentido de que no tiene nacionalidad, y el corazón de esta historia radica precisamente en su búsqueda de una identidad. Espero que cualquier pregunta que la gente se formule acerca de mi participación en esta película sea respondida cuando la vea.
PLAYBOY: Hablemos de tu familia. Tu padre es danés y tu madre del Bronx. ¿Qué clase de padres eran?
JOHANSSON: Después de tener dos hijos y luego de tratar de concebir una tercera y dos más, dejaron de lado las reglas.
PLAYBOY: Actuaste en uno de sus videos.
JOHANSSON: Sí, le pidió a mi amigo Bennett Miller que le dirigirira un video. Iba a hacerlo con Dylan a cuadro, pero él no quería estar en el video, así que lo hicimos por nuestra cuenta. Dos años más tarde, fui a ver a Dylan por primera vez. Lo vi en el backstage, y me dijo: “Gracias por el video que hiciste”. Esperaba cuando lo filmamos que viniera a visitarnos, pero no, en absoluto. Él apenas se acordó, “Oh sí, hiciste ese video para mí”. ¡Fue un placer, señor Dylan! Un amigo me contó esta historia loquísima sobre cómo un conocido suyo, un productor de música, le dijo, “traeré un amigo a cenar”, y se trataba de Dylan. Él llevaba una sudadera con capucha, y así se quedó tapado durante toda la cena. Apenas podía llevarse la comida a la boca.
PLAYBOY: Una vez comentaste que no crees que los seres humanos estén diseñados para la monogamia.
JOHANSSON: Bueno, toda ganancia involucra una pérdida, ¿no es así? Así que eso es parte de la pérdida. Hay que elegir un camino. La idea del matrimonio es muy romántica; es una idea hermosa y ponerla en práctica puede ser bellísimo. Pero no creo que sea natural ser una persona monógama. Representa mucho esfuerzo. Y el hecho de que represente semejante cantidad de trabajo, demuestra que no es natural. Le tengo mucho respeto y la practico, pero creo que definitiva- mente va en contra de la naturaleza.
PLAYBOY: Y por eso muchos matrimonios no funcionan.
JOHANSSON: Inicialmente, el matrimonio implica escuchar a una gran cantidad de personas que no tienen nada que ver con la rela- ción, porque se trata de un contrato legalmente vinculante, y que tiene un peso ante la ley. Estar casado es muy diferente a no estarlo, y cualquiera que te diga que es lo mismo está mintiendo. Tengo amigos que estuvieron juntos por diez años y luego decidieron casarse. Les pregunté el día de su boda o justo después si algo había cambiado entre ellos y la respuesta siempre fue sí. Es una responsabilidad hermosa, pero es una gran responsabilidad.
PLAYBOY: Te casaste por segunda vez en 2014. ¿Despertaste a la mañana siguiente sintiéndote diferente?
JOHANSSON: Sin duda. Me sentía muy diferente. Tenía un bebé, además, muy pequeño, de modo que también nuestra dinámica familiar resultaba diferente. No lo sé. Sea como sea, aunque no lo pueda expresar en palabras, cambió.
PLAYBOY: ¿Y te sentías diferente respecto a tu matrimonio anterior?
JOHANSSON: Por supuesto. Tenía un bebé, mi marido venía de otro país y se convirtió en un ciudadano estadounidense. Fue un gran transición para nosotros, mucho más para él porque se estaba comprometiendo en Estados Unidos. Pero creo que mi esposo ha abrazado a Estados Unidos y a Nueva York en particular, de una forma realmente entrañable.
La otra noche él estaba cenando albóndigas. Yo no estaba en casa. Así que me envió una foto. “¡Mira, nena! Soy un verdadero neoyorquino y amo Los Soprano!”.
PLAYBOY: Te has mantenido al margen de las redes sociales.
JOHANSSON: Nunca conseguí engancharme. Ni siquiera soy buena llamando a la gente de vuelta o configurando mi correo de voz. No está en mi naturaleza. Sé que representa una gran herramienta para las empresas y las causas sociales, pero no es para mí. No me he perdido nada de mi vida.
PLAYBOY: ¿Por qué no abrir esa puerta?
JOHANSSON: Por que no tengo espacio para ella. Si tuviera cualquier tipo de cuenta, tendría que depender de alguien más para administrarla, lo cual me parece absurdo e innece- sario. Yo he leído demasiadas noticias en mi teléfono. Hace un par de días mi celular murió y no tenerlo durante 20 horas fue maravilloso. ¡Estaba tan encantada! Fue la primera vez en mi vida que no entré en pánico por no tener mi celular. Fue como: “¡Esto es maravilloso! No necesito nada. Tengo a mi hija conmigo, estoy bien”.
