LA PUERTA VERDE DE CANADÁ CON “V” DE VANCOUVER
ESTA PROVINCIA OFRECE FESTIVALES DE COMIDA, JAZZ, ÓPERA Y MODA, ADEMÁS DE ENTORNOS NATURALES MAJESTUOSOS, CAMINATAS POR EL BOSQUE Y UNA MEZCLA DE CULTURAS QUE TE SEDUCIRÁ.
POR RAQUEL DEL CASTILLO @RAQUEL_PASTEL
Al aterrizar en la West Coast canadiense, verás florecer los cerezos. El invierno ha quedado atrás y con ello el tránsito en la calle de los locales atrapando rayos de sol, los paseos en Kitsilano Beach, las caminatas por el bosque, así como los festivales de comida, jazz, ópera y moda, por mencionar algunas de las actividades que nacionales y extranjeros disfrutan en esta provincia canadiense.
Vancouver es una mezcla intere- sante que abre a la convivencia entre diversas culturas. Por un lado están las Primeras Naciones que cuidan a los espíritus de la naturaleza, y por otro, los migrantes de todo el mundo, de los cuales al menos dos terceras partes provienen de Asia. Éstas son algunas ideas de qué hacer cuando se visite Raincouver, como muchos le dicen irónicamente debido al clima.
Naturaleza
Al estar en la Costa del Pacífico, hay posibilidades de disfrutar en el mismo día en la playa de Kitsilano, ir al bosque para admirar las copas de los árboles de Lynn Canyon desde el puente colgante y terminar con una cena en el centro de la ciudad. Para actividades al aire libre está Sea to the Gondola Sky (ubicado en Squamish), se sube en teleférico mientras se observa el mar, un monolito de granito llamado Stawamus Chief y una cascada. Aquí se camina en la nieve, se escala y se cruza un puente suspendido. Para terminar y recuperar energía hay fondue de queso, vinos de la región, crepas y café de especialidad. Más al norte está Whistler, conocido por sus laderas de nieve para esquiar, aunque para la primavera y el verano, cuando las montañas se descongelan, los recorridos son en bicicleta de montaña o senderismo.
Si quieres ver a la ciudad y las áreas naturales desde otra perspectiva, será preciso subirse a un helicóptero con la compañía Sky Helicopter, y tener la ruta escénica de un Vancouver diferente cerca de montañas, descubriendo los lagos y caminos trazados que sólo pueden verse desde el aire y encontrar los lagos que resguardan. Cuando hay nieve hay posibilidades de un descenso breve al pico de una montaña para beber cocoa caliente acompañada de licor de menta y tomarse fotos o bien, cuando es primavera se puede hacer rapel o nadar.
Comer y beber
Vancouver es un espacio políglota que se refleja en la comida. Hay cocina nativa hecha por las primeras naciones en donde impera el salmón, el uso de algas como sazonador, bisonte, frutos rojos y el bannock (un pan elaborado con maíz, salvia de árbol, raíces y leva- duras). La comida asiática también es un acierto, basta con caminar Robson Street para deleitarse con la variada oferta de ramen, phoa, pad thai y una peculiaridad: los japadogs, un jotcho al que recurren las celebrities de todo el mundo ya sea a un foodtruck o a un restaurante establecido. Hay que probar al menos el kurobuta Terimayo con tiritas de alga nori, y el de kobe.
Un clásico italiano es Ask for Luigi ́s, ubicado en Gastown, al cual más vale llegar temprano porque no hay reservaciones pero sí una larga fila. Si quieres probar muchas opciones visita el Public Market de Granville Island con un majestuoso chai de la casa de té, un latte de jj Bean, una cafetería pionera en el estado, quesos locales, pan recién horneado, pastelería francesa, charcutería —donde debes preguntar por los curados de bisón y alce—. En cuanto a cerveza artesanal hay varias opciones, dos de ellas son Granville Island Brewery y Yaletown brewing Company, grandes sitios para tener una degustación de varios estilos de cerveza. Para un drink ve a yew Bar dentro del Four Seasons, ya que detrás de su barra y las recetas de los tragos está Lauren Mote, nombrada como la mejor bartender de Canadá debido a su éxito en el World Class de hace dos años.
Arte
Entre los sitios a visitar está el Vancouver Art Gallery, con la exhibición de Susan Point, una artista nativa contemporánea que por medio de su trabajo nos muestra el pasado y el presente de la cultura salish (parte de las Primeras Naciones), además de una sala dedicada a Howie Tsui bajo el título “Retainers of Anarchy” en la cual el pintor chino nos habla del wuxia, un arte marcial —muy vista en las pelícu- las de acción—, a manera de pasajes, que puede ser considerada como una herramienta narrativa para la resistencia y la disidencia.
Y no sólo en los museos se puede apreciar el arte, también en las galerías hay propuestas locales y foráneas para ver. En la Colección Rennie, dentro de Chinatown en Pender Street, nos espera un nicho de creadores emergentes cuyo tema principal en la pintura y la fotografía es la identidad y la injusticia social. Cabe destacar que la organización que la dirige alimenta su excelente colección con obra prestada del Guggenheim (Nueva York), met, Tate, Smithsonian y otras instituciones.
Al otro lado de la muralla
Con edificios históricos que nos cuentan sobre la herencia de los primeros migrantes a Vancouver, en esta área aún se conservan las tradiciones. Basta entrar a los edificios designados con apellidos para ver cómo las familias se reúnen para realizar diferentes actividades, desde juegos de mesa, convivencias o reuniones anuales basadas en el nombre del linaje.
Sobre Pender Street y los callejones hay magia, restaurantes que más allá de dumplings y chop suey tienen una oferta gastronómica y arquitectónica de vanguardia (sin perder de vista que están en recintos históricos) como Sai Woo, con un Menú diseñado por David Chang con platillos casuales hechos al wok, estofados y confitados. Del chef hay que decir que a unos minutos de su restaurante tiene una tienda de cuchillos artesanales que están elaborados bajo las mismas técnicas de la espada samurái.
Y si de oficios de toda la vida se trata, aquí encontrarás al sastre más viejo de todo China Town, a Bill Wong, un migrante que al no poder ejercer su título de ingeniero se dedicó a la confección de trajes sastre para caballeros en Modernize Tailors, una boutique en la cual todavía atiende a sus 94 años de edad, rodeado de máquinas Singer con pedal, un testigo fiel de cómo la moda ha cambiado a lo largo del tiempo. Dicen que con tan sólo ver la chaqueta que traen puesta los visitantes, adivina la personalidad de cada hombre y sabe lo que necesita para convertirse en un gentleman.
Hospedaje
Lo recomendable es tener un hotel céntrico para tener acceso a puntos de interés caminando. Yaletown tiene esta facilidad, en cinco minutos cuesta abajo de Richards Street se puede tomar un bote para ir a Grandville Island, o bien, ir hacia el norte y llegar al centro de la ciudad. En este barrio de moda está Opus, un hotel que aunque es discreto posee glamour y diseño, de hecho, artistas como Lady Gaga y Michael Stipe (líder de la banda r.e.m.) han realizado estadías aquí, ya que la fascinación del hotel está en cada una de las habitaciones temáticas que van por colores, personajes e inspiraciones. Además cuenta con detalles interesantes: iPad, sillas con diseño de Herman Miller, amenities en el baño de la firma neoyorkina Malin+Goetz, sin olvidarnos del bar con buena vida nocturna y La Pentola, un restaurante con acentos mediterráneos.
Mientras unas fronteras se cierran, otras se abren. Es un buen momento para visitar Vancouver: aquí ya no existe el visado y el dólar es más accesible que la divisa norteamericana. Visita una opción amistosa con muchas actividades y lugares por conocer.
