DIFÍCIL DE CREER: SADE, EL MARQUÉS DE LA PERVERSIÓN
EL ESCRITOR FRANCÉS MÁS INFLUYENTE DE LA LITERATURA ERÓTICA TUVO UNA VIDA EN LA QUE PREDICÓ CON EL EJEMPLO: PASÓ DE ESCÁNDALO SEXUAL EN ESCÁNDALO SEXUAL HASTA QUE LLEGÓ AL MANICOMIO.
POR: SERGIO SEPÚLVEDA @sergesepulveda
SADISMO es la conducta que consiste en producir sufrimiento físico o mental en otra persona como medio para excitarse y lograr la satisfacción sexual.
Para dar origen a esta palabra de dicho significado se le añadió el sufijo al apellido Sade, con sangre de la familia Borbón: sangre roja con leyenda negra. Bienvenidos a la habitación del Marqués de Sade.
Su nombre completo era Donatien Alphonse Francois de Sade. Nació en París el 2 de junio de 1740, y como buen géminis combinaba el gusto por el sexo con la cultura; fue hijo único, pero en lugar de ser mimado fue un niño abandonado, desde los cuatro años estuvo alejado de su núcleo debido a que su padre viajaba mucho como diplomático y su mamá prefería acompañarlo para no quedarse en casa, entonces Donatien quedó bajo la tutela de su tío, el abad de Sade, un hombre sabio pero también libertino que combinaba la fe con los burdeles. Muchos años después su progenitor arregló su matrimonio con Renée Pelagie de Montreuil, con quien se casó en mayo de 1763.
Pero si un matrimonio surgido del amor requiere de cuidados, uno arreglado necesita de mucha fortuna para sobrevivir sin sobresaltos. En este sentido, la vida marital del Marqués de Sade fue un sufrimiento.
Dos son los eventos que incomodaron a la sociedad de su tiempo: el primero fue el escándalo Arcueil, una pequeña población francesa; en 1768 una mujer entró con engaños a la casa del Marqués de Sade, quien teniéndola indefensa la desnudó, la azotó y la hizo sangrar al cortar su piel con una navaja. Esa joven, una prostituta de nombre Rose Keller, logró escapar y exhibió sus heridas ante los vecinos del Marqués, quien fue detenido y encarcelado sólo un lapso breve, ya que no hubo pruebas suficientes contra él.
El segundo fue cuatro años más tarde, en 1772. Donatien fue a Marsella y ahí contrató a un sirviente de nombre Latour, a quien ordenaba que le enganchara a prostitutas para seguir con sus excesos sexuales, incluso con Latour compartía la sodomía. En una ocasión llegaron tres muchahcas a la casa del Marqués, les ofreció unos caramelos que contenían un afrodisiaco llamado “mosca española”, un insecto que por mucho tiempo se pensó que aumentaba el vigor sexual —una suerte de viagra natural— pero los caramelos les cayeron mal a las prostitutas y el Marqués y su sirviente fueron acusados de sodomía y de intento de envenenamiento. Sentenciado a muerte, Sade libró su condena y regresó con su esposa, no sabemos si perdidamente enamorada o enferma como él, ya que juntos
fueron cómplices de sus placeres hasta que él tuvo que escapar debido a las denuncias de varios padres de niños y
niñas secuestrados por el Marqués; sin embargo, sinvergüenza incorregible, escapó con su cuñada a la que había hecho su amante. Fue perseguido con gran apoyo de su suegra que lo acusaba de haber pervertido a su familia. En 1777 fue capturado y enviado a la prisión de Vincennes, ahí estuvo 13 años con el único apoyo de su esposa que lo perdonó una vez más.
En 1790 quedó libre y utilizó el cambio de gobierno para tener cargos en él al escribir panfletos políticos elogiando
a la República, mientras que anónimamente publicaba obras que había escrito en prisión. Pero en 1801, el entonces primer cónsul: Napoleón Bonaparte, lo encarceló sin juicio alguno al descubrir que era el autor de “Justine”, el libro más abominable jamás engendrado por la imaginación más depravada. Por ejemplo, un breve fragmento de la obra describe la urolagnia o lluvia de oro:
“El tercero me hizo subir a dos sillas alejadas, y sentándose debajo, excitado por la Dubois colocada entre sus piernas, me obligó a agacharme hasta que su boca quedara perpendicular al templo de la naturaleza. No podrá imaginar, señora, lo que este obsceno se atrevió a desear: con ganas o sin ellas, tuve que satisfacer mis necesidades menores… Hice lo que quería, lo inundé, y mi absoluta sumisión consiguió de ese malvado una ebriedad que nada habría logrado sin esta infamia”.
En 1803, se le declaró demente y fue enviado a una institución mental donde se le permitía representar sus obras teatrales, hasta 1809, cuando la policía ordenó que se le diera un confinamiento solitario y se le restringiera el uso de pluma y papel. El Marqués de Sade pasó sus últimos años en el manicomio de Charenton donde se cuenta que, a sus más de 70 años para entonces, sostuvo un amorío con Madeleine Leclerc, una empelada de tan sólo 13 años de edad. Al morir, su cráneo fue utilizado para estudios frenológicos.
Difícil de creer.