COMPRAR DISCOS DE VINILO ES UNA DROGA
Comprar discos puede ser tan adictivo como inyectarse heroína. A esa conclusión llega uno después de leer el libro “Why Vinyl Matters: a Manifesto From Musicians and Fans” (Por qué el vinilo nos importa: un manifiesto de músicos y fans”. Un libro en el que la periodista californiana Jennifer Otter Bickerdike entrevistó a varios músicos, DJ’s y personajes destacados de la industria musical para preguntarles eso precisamente, “¿Por qué nos importan los discos de vinilo?”.
Hasta el baterista de Metallica
Entre los personas con quienes conversó destacan el baterista de Metallica, Lars Ulrich; el célebre productor y DJ Norman Quentin Cook, mejor conocido como Fat Boy Slim; el excantante de Black Flag, actor y escritor, Henry Rollins; el líder del grupo y símbolo del punk, Fat Mike; el escritor y periodista Nick Nornby; y la diseñadora de portadas de la disquera Beggars Banquet, Alison Fields, quien trabajó con artistas como Bauhaus, David Bowie y The Charlatans, entre otras.
“Me sentí devastada por el cierre de muchos de los ‘templos’ a los que acudía a rezar”, escribe Jennifer en la introducción de su libro, “las tiendas de discos independientes”.
108 discos nuevos
Sin embargo, a partir de que la gente volvió a consumir discos de vinilo, como ella misma establece, se le metió entre ceja y ceja la idea de escribir un libro en el que pudiera plasmar porqué la música grabada en formato clásicos continúa siendo relevante no sólo para un puñado de hípsters, sino para los héroes musicales de una generación.
En “Why Vinyl Matters: a Manifesto From Musicians and Fans”, la autora de otros libros como “Joy Devotion: The Importance of Ian Curtis and Fan Culture (Joy Devotion: la importancia de Ian Curtis y la cultura fan”, da cuenta de cifras interesantes. Como que sólo en 2016, los melómanos gastaron más en vinilos que en descargar archivos digitales.
Ella, como autora, compró 108 nuevos discos durante la realización del libro. La música es una droga de la cual uno nunca se siente lleno.
“Con los formatos físicos, uno no se cansa de leer las letras, disfrutar del arte de las portadas y en general, de tocar algo que es real. Es como cuando le envías besos a alguien en un mensaje de texto así: ‘XXX’. Nunca será lo mismo que sentir los labios en toda su dimensión”, expresa Jennifer en entrevista.
Tradiciones familiares punks
Su libro está construido a partir de testimonios personales, anécdotas que reflejan la importancia que los discos tienen para los músicos, que antes que ejecutantes, son también fieles escuchadores.
Fat Mike, por ejemplo, le contó que cuando era niño, le tocaba elegir un disco para que sonara durante las cenas familiares. Así se fue afinando el oído del bajista de NOFX y Me First and the Gimme Gimmes.
Para Jennifer, el resurgimiento de este amor por el disco de vinilo ha significado también un revival por la mística que envuelve el acto de escuchar música, algo que los formatos digitales y los teléfonos inteligentes se habían llevado.
“Nos hemos vuelto muy peculiares. Pasamos de ser quienes escuchaban música en un salón, a después encerrarnos en nuestras habitaciones, a que en la actualidad sólo nos pongamos nuestros audífonos conectados al celular. La experiencia de compartir música ha quedado prácticamente en el olvido. Me encantó que Mike me compartiera esa historia. Definitivamente los recuerdos que los chicos tienen de la música que escuchan, forman parte de sus memorias familiares”, concluye.
¿Dónde comprar el libro?
Disponible sólo en inglés