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#DifícilDeCreer: Sin Ropa es mejor, la nueva columna de Sergio Sepúlveda

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
Muchos han fantaseado con la idea de ser un fotógrafo de Playboy e inmortalizar bellas mujeres sin ropa, ¿qué hay […]
#DifícilDeCreer: Sin Ropa es mejor, la nueva columna de Sergio Sepúlveda

Muchos han fantaseado con la idea de ser un fotógrafo de Playboy e inmortalizar bellas mujeres sin ropa, ¿qué hay detrás de la historia del desnudo fotográfico?

Por Sergio Sepúlveda (@sergesepulveda)

Las indicaciones del profesor de fotografía fueron claras: “punto más si logran un desnudo”. Yo que siempre odié hacer tarea, era la primera vez que me interesaba. El reto no era sencillo, ¿quién diablos aceptaría quitarse la ropa frente a mí, un estudiante con poca experiencia en encuentros carnales y cero currículum en desnudos artísticos? No tenía más opción que mi novia. Una alternativa extraordinaria desde la belleza de su cuerpo, pero complicada si pensamos que faltaban algunos meses para que cumpliera la mayoría de edad. A pesar de eso me animé a convencerla. ¿Cuál tendría que ser mi choro mareador para que aceptara?, entre tantas pendejadas pensé decirle: “te prometo que tus fotos van a quedar mejor que las que tienes de bebé encueradita en la tina”, (¿o acaso hay alguien que ame esa foto que los padres hacían casi como un vergonzoso ritual?, como si además de cartilla de vacunación debiéramos tener esa triste foto mostrando nuestras vergüenzas en una tina barata). En fin, por fortuna la prudencia me llevó por el camino del chantaje y terminé por manipular las palabras del maestro de foto. En lugar de explicarle a Rosy que era un trabajo opcional lo convertí en uno obligatorio.

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No sé si fue porque me amaba, porque se sabía hermosa, porque había viajado a Europa desde pequeña, porque sus tíos eran intelectuales, porque había leído mucho o simplemente porque tenía la hormona trabajando al igual que yo, pero aceptó con todo y una pícara sonrisa.
Días después aproveché la ausencia de mis padres en casa y ella desfiló sin ropa por mi habitación, usó de velo alguna cortina transparente, se recostó en la alfombra, caminó por el estudio apretando las manos contra sus nalgas y cubrió su intimidad apenas con una rosa. Fotos en blanco y negro, luz contrastada, un orgasmo a través de la lente. Por unas horas: ella Top model, yo fotógrafo de Playboy.

Semanas después el profesor me puso un diez. Con el tiempo, esas fotos con todos sus negativos los quemé cuando la rutina destruyó la relación entre Rosy y yo. Sólo quedaron las imágenes plasmadas en la memoria, ahí estarán hasta que el tiempo destruya los recuerdos.
En cuanto a la historia de los desnudos fotográficos, ¿quién pensó que una foto sin ropa es mejor? Muchos registros señalan a Louis-Jacques-Mandé Daguerre como el primer fotógrafo que se atrevió a perdirles a mujeres y hombres posar sin ropa para ser fotografiados, complicada labor si tomamos en cuenta que hacer eso en 1839 era un pase directo al infierno social. Sin embargo, en la que es considerada la primera foto de desnudo, titulada Naturaleza muerta con esculturas que muestra a dos mujeres de pie y abrazadas frente a la cámara, el fotógrafo usó mujeres de yeso, no de carne y hueso. Así fue, debido a que el proceso fotográfico que utilizaba Daguerre requería de largas exposiciones. Era casi imposible lograr que no salieran movidas las fotos de las personas. Pero esto duró poco, el avance de la técnica fotográfica permitió la producción de desnudos y la moral empezó a tener su precio, ya que los ricos pagaban buenas cantidades de dinero por tener en su poder fotos eróticas. Lo curioso es que la primera fotografía de una persona real sin ropa la captó el fotógrafo Hippolythe Bayard en 1840, fue un autorretrato donde luce desplomado apenas cubriendo sus genitales. Esa imagen, lejos de ser erótica o artística, fue un ejercicio de protesta porque el gobierno francés no le dio mucho reconocimiento a su técnica fotográfica inventada de forma paralela a la de Daguerre.

Desde entonces, han transcurrido 175 años y en todo ese tiempo hemos pasado del pudor a la liviandad. Ayer fotografíar piel sin ropa era motivo de cárcel y hoy nos damos el lujo de subir nuestras carnes libertinas a una red social. Sin embargo, hay fotos que tienen mayores valores artísticos, históricos y comerciales. La fotografía más cara de un desnudo se titula Nude, hecha por Edward Weston en 1925, en su última subasta alcanzó el precio de 1 millón 609 mil dólares. Por otro lado, las míticas fotografías de Marilyn Monroe que aparecieron en la primera edición de Playboy fueron tomadas en 1949 por el fotógrafo Tom Kelley, quien tenía la idea de usarlas para la producción de un calendario que nunca hizo. Luego las vendió a la revista que las publicó en diciembre de 1953. Tom Kelley le pagó a la joven Marilyn sólo 50 dólares, dinero que ella uso para dar el anticipo de un auto, sin saber que la foto de su cuerpo desnudo sería la inversión inicial de su leyenda.
Difícil de creer.

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Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Periodista de formación. Creador de contenidos, analista, especialista en viajes, entretenimiento y estilo de vida.
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